Quise escribir una carta
después de romper mis versos
y me quedé dormido
sobre papeles deshechos.
A la mañana siguiente
volaban las penas mías
como palomas heridas
y cuando mis manos ávidas
quisieron coger la vida,
en las ventanas del alba,
lloraba como una niña,
muy triste, la poesía.
De lejos miré sus ojos,
de lejos llamé a su alma;
pero con sus pasos lentos
se fue alejando a la sombra.
Por eso cada mañana,
con los papeles deshechos,
miro desde la ventana
aquel camino lejano
por donde, sin decir palabras,
se fue muriendo, mi amada.
De Del amor y sus días de Felix Huaman Cabrera(peruano)
miércoles, 14 de octubre de 2009
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